La luz azul está diseñada para consolar y calmar la piel. Se utiliza clínicamente para tratar el acné. La luz roja visible penetra hasta una profundidad de unos 1-2 mm, es beneficiosa en el tratamiento de problemas cercanos a la superficie y es eficaz para estimular la actividad de las células fibroblastos en la piel, lo que aumenta la producción de colágeno y elastina – las proteínas responsables de el tono y la elasticidad de tu piel. La luz infrarroja LED produce longitudes de onda rojas e infrarrojas y es eficaz para rejuvenar la piel envejecida.